En Chile tenemos la conocida Ley 20.000, la cual sanciona el tráfico de estupefacientes y sustancias sicotrópicas ilícitas. El autocultivo en Chile nunca ha estado penalizado. Sin embargo, debido a la ilegalidad en el comercio y distribución de las flores es que era muy sencillo ser denunciado como "traficante". Esta situación generaba vulnerabilidad en las personas que practicaban el autocultivo al estar expuestos a una falsa acusación, pudiendo arriesgar incluso tiempo de cárcel, añadiendo además los gatos de litigación y el estrés y ansiedad que vivir un proceso así te pueden provocar.
Con el advenimiento de nuevas modalidades de tráfico y del crimen en general, es que nos vimos en la necesidad de elaborar una nueva ley, la Ley 21575 o ley Antinarco, la cual busca sanciones más duras para las personas que participen en este tipo de actos, además ofreciendo garantías a las personas que posean cannabis en su domicilio, o en su persona en la vía pública por ejemplo o en algún medio de transporte público, siempre y cuando no estén consumiéndola mediante combustión (cigarrillos, pipas de agua, etcétera) y cuenten con una receta médica vigente emitida por un médico inscrito en la superintendencia de salud chilena
Es entonces que se crea una oportunidad única, para imitar de cierta forma el modelo español de acceso a las flores, estableciendo asociaciones sin fines de lucro, cuyo fin sea ir conectando a usuarios con cultivadores y permitiéndole a todos compartir los beneficios de esta gran planta, además de ir creando pequeñas comunidades.
